Dr. Jesús Robles Villa

Prensa

Visión panorámica de negocios para los próximos cinco años

February 17th, 2011

La debacle económica que significó la crisis financiera que como burbuja global estalló en el año 2008, como consecuencia de una laxa operación en el sistema de crédito norteamericano, a su vez, como resultado de la desregulación del mismo, bajo el supuesto de que operando bajo la mano invisible del mercado y fuera de la normatividad gubernamental, sería más eficiente, y que resultó en un fraude de proporciones globales, en el que las instituciones financieras norteamericanas, al borde de la quiebra, por no poder recuperar los montos de créditos otorgados, mayormente en operaciones inmobiliarias, y por consecuencia en la imposibilidad de responder a los ahorradores que proveyeron de recursos al sistema financiero norteamericano, urdieron un engaño a través de bursatilizar la cartera basura, es decir la cartera incobrable de las instituciones de crédito, a través de mecanismos representativos mediante títulos de crédito negociables, de los fondos de basura financiera, constituidos con la cartera incobrable del sistema financiero norteamericano, que mediante el atractivo de tasas de interés exageradamente elevadas, usadas como gancho, y a plazos largos, resultaron un enorme atractivo para los fondos de inversión de los sistemas de pensiones, de todos los países del sistema económico mundial, que por no tener más que el respaldo de la confianza del sistema financiero internacional, en el sistema financiero norteamericano, significaron la trasferencia de la pérdida de él mismo, hacia los recursos de los ahorradores de todo el mundo.

Este fraude global, de proporciones inéditas y sin antecedentes en el sistema globalizado de la economía mundial, significó un desastre económico mundial, pérdida de cientos de billones de dólares de fondos de capital prestable e invertible como capital de riesgo, que se sustrajeron del flujo mundial de inversiones y crédito, para solventar las pérdidas de las instituciones financieras norteamericanas para garantizarle el pago a los ahorradores norteamericanos, y que trastrocaron el flujo normal de apoyo de recursos financieros para el comercio y producción de bienes y servicios en el mercado globalizador, con una inmediata repercusión en la súbita elevación de las tasas de desempleo, por ende de la capacidad de consumo para cientos de millones de consumidores sin potencial de compra, con la consecuencia de quiebra de empresas, pérdida de confianza del sistema financiero mundial y crisis generalizada, que obligó a los gobiernos de las naciones más desarrolladas, a diseñar instrumentos de rescate financiero con carácter de urgente, por lo que en el año 2008 se formalizó el grupo de los veinte países más industrializados del mundo bajo acrónimo de G 20, que en un sistema económico globalizado de corte liberal, que confió en la mano invisible del mercado, tuvo por primera vez la necesidad de apoyar al reducido número de empresas privadas quebradas, que integran el sistema financiero mundial, comparado con los cientos de millones de empresas de todo tamaño que integran el resto de la economía mundial, pero que por el riesgo de ser ese reducido número de empresas, las que manejan el dinero de miles de millones de personas, que en el momento de quiebra del sistema financiero, se vieron desamparadas y exigieron responsabilidad a los gobiernos de cada uno de sus países, por no haber cumplido su función de vigilancia de los recursos de la población que manejaba el sistema financiero global.

México vivió una experiencia similar que como burbuja de crisis financiera estalló en 1994, como resultado del desorden financiero provocado por los procesos de nacionalización, privatización y re privatización de la banca mexicana, la que en un período de tres lustros derrochó a través de inversiones de banqueros y de créditos a empresas en condiciones fraudulentas, los recursos captados del gran público mexicano, quien se vio en riesgo de perder todos los ahorros, de no haber sido por la intervención del gobierno mexicano, que socializó las pérdidas del sistema financiero mexicano con cargo a toda la población mexicana, que se está pagando a través de los impuestos, en lugar de que fueran los banqueros quienes cargaran con las pérdidas como resultado de un operación laxa y fraudulenta en el sistema de crédito e inversión bancaria.

Este mismo esquema se utilizó en los países industrializados más avanzados, para evitar la quiebra de los bancos, y todo el riesgo político de desestabilización que significó esta gran estafa a los cuenta ahorristas de todo el mundo, riesgo que se hizo patente en el caso de Islandia, país en donde el primer ministro no quiso intervenir en favor de la protección de los intereses de los ahorradores, rescatando a los banqueros islandeses, situación está que significó su caída del gobierno en el año 2009.

En el 2008 y 2009 prácticamente todos los países del sistema económico global, padecimos las consecuencias de este fraude de enormes proporciones, a través de la pérdida masiva de empleos y el cierre por quiebra de una enorme cantidad de empresas de todo tipo y tamaño.

El volumen del comercio mundial como consecuencia de esta crisis, el lugar de aumentar, se vio reducido en un 12.5 % en 2009, con respecto a abril de 2008, cuando alcanzó su máximo histórico, situación que afectó a países ricos, emergentes, pobres y en el subdesarrollo. Los flujos de inversión extranjera por consecuencia tampoco aumentaron, por el contrario debido a la crisis de confianza, se redujeron notablemente y a propuesta de la Organización de las Naciones Unidas, se reforzaron los mecanismos de evaluación de las inversiones y créditos internacionales, de los fondos de pensiones que como inversionistas internacionales, temen ser objeto de nuevos atracos, por lo que en los mecanismos de protección no sólo a los ahorradores, sino como un mecanismo de protección ecológica, los distintos proyectos de inversión que requieren capital de riesgo o crédito a lo largo y ancho del mundo, son ahora medidos con mucho mayor rigor y adicionalmente a los factores de rentabilidades, liquidez y solvencia, se exige ahora que sean proyectos sustentables que protejan la ecología y el ambiente mundial y se exige además que los bienes y servicios que se van a comercializar en dichos proyectos de inversión, tengan certificados internacionales de protección al ambiente, y se han hecho campañas para que los consumidores eviten consumir productos por empresas que incurran en riesgos de tipo financiero, o de protección del medio ambiente, o propician la corrupción en las naciones menos desarrolladas o vulneren los derechos humanos de enormes contingentes de la clase trabajadora, que carecen de protección en sus países de origen, sobre los cuales depredan empresas internacionales y empresarios sin escrúpulos, que explotan inicua mente recursos naturales, mano de obra, producen bienes y servicios que dañan a los operarios, la ecología, el medio ambiente, como ejemplo se proscriben operaciones de financiamiento internacional, a empresas tabacaleras, o empresas fabricantes de armas, en especial de armas de destrucción masiva.

Debido todas estas circunstancias, y a posibles riesgos adicionales no contemplados que sucedan en el próximo quinquenio, persistirá las altas tasas de desempleo en los países industrializados y no industrializados, ricos y pobres, avanzados y emergentes, por lo que la recuperación de los mercados globales de bienes y servicios, están condenados a tasas de crecimiento sumamente restringidas, países altamente industrializados, anuncian haber tocado fondo en esta crisis, pero nada asegura que esto sea así, y en el evento que así fuera, persistirán altos niveles de desempleo, exiguos procesos de recuperación de los procesos de crecimiento del Producto Interno Bruto, con lo cual puede ocurrir un estancamiento o una disminución del crecimiento para la economía global, aún para países emergentes de oriente, como China, Corea, india, etc. se van a ver perjudicados en sus estrategias de crecimiento económico que han aplicado en el pasado, basados fundamentalmente en la exportación de bienes servicios a costos inferiores a los de los mercados globales, debido que utilizaron el procedimiento de costos marginales y precios marginales, para hacerse recursos financieros excedentes, se les permitió exportar en enormes proporciones mayores de lo que importaban, y ahora ante la reducción obligada del consumo global, se verán obligados a hacer grandes inversiones de infraestructura y de dotación de bienes y servicios para sus mercados internos, con el propósito de conservar sus tasas de crecimiento del producto interno bruto que históricamente han venido detentando.

Países como México, en virtud de la experiencia en materia de crisis financiera de la década de los noventas, a pesar de la enorme pérdida de empleos y el retorno de migrantes que por decenas de miles se vieron desplazados del mercado laboral norteamericano, regresando a engrosar las filas de los desocupados, en nuestro país, no sufrimos consecuencias de tipo fraudulento, de la colocación de instrumentos de crédito e inversión representativos de carteras basura, pero nos afectó la reducción de la actividad económica norteamericana y la disminución del consumo de bienes y servicios que como exportaciones producimos para su mercado, y que nos significaron disminución de recursos para apoyar crecimiento del mercado interno y como consecuencia la creación de empleos, por lo que los próximos cinco años, si México no tiene crecimientos negativos de su Producto Interno Bruto, será una fortuna, pero tampoco podemos esperar tasas de crecimiento económico más allá del 4% del Producto Interno Bruto anual.

El flujo de inversión extranjera México, en los años de 2008, 2009 y 2010, ha disminuido con relación a su tendencia histórica, lo que ha obligado al ensayo de nuevos mecanismos de financiamiento que hubieran sido impensables históricamente, por ejemplo en empresas en las que los ingresos son altamente estacionales, que tuvieron repercusiones de enormes desempleos, han tenido que reducir la paga por mano de obra, y los obreros ante la inexistencia de otra alternativa han tenido que aceptar jornadas reducido de trabajo, salarios disminuido de trabajo y lo más insólito, diferimiento de parte del pago de su salario, hasta que pase la época cíclica de venta de los productos y servicios que se generan con su mano de obra.

Las grandes empresas que tienen como proveedores a una infinidad de microempresarios, que les proveen bienes y servicios para su comercialización, han encontrado precisamente en esos proveedores una forma retrotractiva de financiamiento de la cadena de productos valor, y a pesar de ser por ejemplo las empresas comercializadoras trasnacionales, negocios financieros altamente rentables, pues además de la utilidad en la venta de los bienes y servicios que comercializan, dicha venta se hacen de contado, en cambio obligan a toda la cadena producto valor hacia atrás a otorgar crédito a plazos inusualmente largos, que ante la alternativa de la imposibilidad de encontrar otro mercado, tienen que seguir aportando y apoyando a los grandes comercializadores, los pequeños productores y toda la cadena de producto valor hacia atrás.

Así pues uno de los campos que urgentemente requiere desarrollarse en México, es el de la constitución de un mercado mexicano de dinero prestable y de capital de riesgo para financiar el desarrollo del actividad económica en nuestro país y en el desarrollo de la capacidad de consumo de nuestra población para generar crecimiento económico, existe el riesgo a nivel mundial, de que se vuelva a las economías de mercado cerrado, pues hoy ha quedado bastante claro que la supuesta mano invisible del mercado, no fue sino un ardid de las grandes empresas transnacionales, para abrir los mercados potenciales de las naciones con economías cerradas, que pretendían a través de los mecanismos de protección de fronteras, facilitar el desarrollo de sus productores nacionales de bienes y servicios, que no podían competir en el mercado internacional, cosa que puede volver a suceder.

Otra de las áreas que van a requerir un esfuerzo para su fortalecimiento urgente, acelerado y de grandes proporciones, en la formación de especialistas en la venta y comercio internacional de bienes y servicios, de los que carecemos en México, pues estamos acostumbrados a ser pequeños productores, que no incursionamos en la actividad de comercialización, mercadeo y venta, y esperamos a que intermediarios nacionales e internacionales vengan y nos compren nuestros bienes y servicios a precios bajísimos, y son ellos quienes se apropian de la plusvalía generada en ese proceso, para financiar el desarrollo económico de otras regiones, países, empresas, empresarios, etc.

Hace más de 40 años que el entonces presidente de la república licenciado Luis Echeverría Álvarez, con una visión política inusual advirtió el rumbo que tomaría la economía global y creó el instituto mexicano de Comercio Exterior, y urgió a los mexicanos a prepararnos como comerciantes de talla mundial, estrategia a la que muy pocos si es que alguien le hizo caso, incluidos los gobiernos federales que le siguieron, quienes cancelaron esta estrategia desarrollo, que hoy es inminente de nuevo, su promoción y la formación práctica, empírica, académica, certificada, etc. de este tipo de especialistas, como única salida para un crecimiento en el corto mediano y largo plazo, para dar salida a nuestra capacidad productiva y lograr la ocupación de nuestra mano de obra desempleada, concurriendo a los mercados internacionales, en algunos casos con la ventaja de un bono poblacional amplio de mano de obra joven, de la que carecen países industrializados y desarrollados, que soportan grandes costos por hora de mano de obra, pero que además carecen de jóvenes que sustituyan a la clase trabajadora envejecida y en proceso de retiro.

Estas dos funciones estratégicas del actividad económica, tienen como supuesto fundamental, que el gobierno, deje de pensar y creerse que es el rector de la actividad económica nacional y se dedique a cumplir con su función fundamental de protección a la sociedad, a los individuos, a los municipios, a los estados y a la nación entera, pues el clima de inseguridad que hoy se vive a lo largo y ancho del territorio nacional, es una restricción absoluta al proceso de creación de empresas y de riqueza, ante el temor de ser asaltados, estafados, secuestrados, aniquilados, por toda la cantidad de maleantes que integran el crimen organizado y desorganizado, que ha crecido al amparo de la corrupción generalizada en todos los niveles de gobierno y organizaciones que prestan sus servicios a las estructuras gubernamentales, como sindicatos magisteriales, petroleros, judiciales, etc.

Comparto así con ustedes mis reflexiones y deseos de que como país, como ciudadanos logremos construir hoy el futuro que siempre hemos anhelado. Hasta la próxima semana.

Jesús Robles Villa
Twitter: @roblesvilla



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